A inicio del siglo XX, determinado por el desarrollo tecnológico biomédico y por el nacimiento de los sistemas de salud y el derecho a la salud, se desarrolla el Modelo Médico Hegemónico (MMH) que Menéndez, define, como el conjunto de prácticas, saberes y teorías generadas por el desarrollo de lo que se conoce como medicina científica. El cual ha dejado como subalternos al conjunto de prácticas, saberes e ideologías que dominaban en los conjuntos sociales, hasta lograr identificarse como la única forma de atender la enfermedad, legitimado tanto por criterios científicos positivistas, como por el Estado. El MMH se constituye y se instituye en los países capitalistas, juntamente con el proceso de obtención de hegemonía por parte de la burguesía. El modelo tiene una relación activa con la problemática salud/enfermedad, opera dominantemente en el plano curativo y margina las políticas preventivas sobre la salud humana. Los caracteres dominantes de dicho modelo, son su biologismo individualismo, ahistoricidad, mercantilismo, ineficacia, autoritarismo y participación subordinada y pasiva de otros profesionales de la salud y usuarios de los servicios.

El MMH poco a poco ha ido desarrollando una progresiva medicali­zación de múltiples aspectos de la vida humana, es decir traducir como enfermedades los problemas de la vida cotidiana, del de­sarrollo y envejecimiento por ejemplo procesos naturales como: menstruación, embarazo, parto, puerperio, menopausia, salud mental, sexualidad, vejez y muerte, entre muchos. Incluyendo juicios categóricos sobre lo que debe considerarse como normal o anormal. La medicalización alude a los factores políticos, sociales y económicos, que intervienen en la producción, distribución y venta de las grandes industrias de tecnología médica y farmacológica. De manera que cada vez hay más situaciones vitales que se definen y tratan con un enfoque medicalizado, colocando a la persona que las vive, en el rol de enfermo-paciente.

Los avances en la innovación biomédica, han sido muy desiguales y poco sistemáticos en cada una de las especialidades médicas, en las que todavía existen pocos datos de investigación diferenciados por sexo, y en las que se enlazan de forma incorrecta y reduccionista las causas y los efectos de diversas patologías. En el laboratorio clínico donde se analizan muestras biológicas humanas, las primeras poblaciones estudiadas fueron de hombres y con el patrón hombre, como patrón de la “normalidad” se construyeron los primeros valores que se consideraron normales, para evaluar el estado de salud físico. Actualmente en lugar de hablar de normalidad, se menciona “valores de referencia”, se asigna a los hombres los valores de referencia que son más elevados y se acepta como “normalidad” la inferioridad de estos parámetros en las mujeres. Históricamente las mujeres han sido poco representadas o no han sido incluidas en los ensayos clínicos.

Podemos decir que las desigualdades en salud, favorecen el incremento de riesgos para enfermar. La necesidad de incorporar la perspectiva de género en la salud, significa tomar en consideración y analizar ampliamente, las diferentes necesidades de las mujeres y los hombres, desde las dimensiones de la salud biológica, psíquica, emocional, social y espiritual, pues, aunque el diagnóstico nosológico para ambas personas sea el mismo, su forma de manifestación, complicación, evolución y respuesta a los tratamientos es diferente. Actualmente la Medicina Tradicional y Complementaria es una estrategia de la OMS, que contribuye en pro de la salud, y es parte importante en los sistemas de salud en algunos países.

Menéndez, E. (1990) Morir de alcohol, saber y hegemonía médica, Conaculta/Alianza Editorial Mexicana, México.

Busquets. S. M. (2013) Salud, cuidados y autonomía. Ética del cuidado en Enfermería en: Bioética y Cuidados de Enfermería. Vicente Bellver Capella (ed.) Vol. 1: Aproximación teórica. Edita: Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana.

Valls-Llobet Carme. (2006) La medicalización del cuerpo de las mujeres y la normalización de la inferioridad. Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona.

Dra. Guillermina Arenas Montaño

Integrante del Programa Institucional de Estudios de Género