Mujeres en la ciencia, un quehacer con pros y contras

Diversos son los ámbitos en el que la mujer se desempeña con destacada participación y uno de ellos es la investigación. Labor que se desarrolla activamente en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI) en sus cuatro unidades de investigación, en las cuales participan profesoras investigadoras que con su quehacer diario contribuyen a ampliar el conocimiento. Uno de estos espacios es la Unidad de Investigación en Biomedicina (UBIMED), que cuenta con 17 laboratorios, de los cuales 7 están dirigidos por mujeres. Son ellas las que comparten, en pocas palabras, qué es lo mejor y lo más difícil de ser científica.

Para la Dra. Emma Bertha Gutiérrez Cirlos Madrid, responsable del Laboratorio 2 “Bioquímica y Bioenergética”, lo mejor es descubrir los mecanismos de transferencia de electrones en los complejos que forman la cadena respiratoria; así como, por otra parte, el colaborar con personas de diferentes entidades. En tanto que lo más difícil es encontrar un balance entre todo lo que se quiere hacer y hasta donde se puede llegar.

Por su parte la Dra. Miriam Rodríguez Sosa, al frente del Laboratorio 5 “Inmunidad Innata”, y actual coordinadora de la UBIMED, lo positivo de esta actividad es la libertad para tomar las riendas de una investigación que genera sorpresas cada día, lo cual la mantiene activa sin posibilidad de aburrimiento. Por el contrario, lo más complicado es contar con los apoyos financieros y de recursos humanos en la academia y en su vida familiar para concentrarse en esta actividad.

En su caso, la Dra. Elizabeth Hernández Echeagaray, jefa del Laboratorio 6 “Neurofisiología del Desarrollo y la Neurodegeneración” menciona que el entender el funcionamiento de la naturaleza y contagiar la pasión por la ciencia a varias generaciones de estudiantes es lo mejor de su actividad; mientras que el principal problema es conseguir apoyos y lidiar con la frustración emanada del quehacer cotidiano.

Responsable del Laboratorio 9 “Inmunidad en Mucosas”, la Dra. Leticia Moreno Fierros señala al poder dedicarse a lo que les gusta y disfrutarlo sin sentir que es trabajo; tener muchos momentos felices al publicar un artículo, al graduar un estudiante o al recibir apoyo para poder continuar desarrollando investigación, como lo supremo de su quehacer. En tanto que lo complejo es poder combinar de forma óptima las actividades familiares con las del trabajo ya que a veces no rinde el tiempo. Aunado a ello está el no tener recursos suficientes para desarrollar algún proyecto de investigación y que no haya convocatorias para aplicar.

La Dra. Yolanda Irasema Chirino López, al frente del Laboratorio 10 “Carcinogénesis y Toxicología”, de manera concreta expresa que lo mejor es ir por donde su curiosidad decida y ser libre sin mesura; mientras que lo más difícil es la insuficiencia de cada día para hacer más.

En tanto, la Dra. Araceli Pérez López, jefa del Laboratorio 15 “Inmunología e interacciones hospedero-microorganismo” señala que aprender cosas nuevas y generar conocimiento que tal vez pueda ayudar a la gente algún día es lo mejor de su hacer; así como el transmitir dicho conocimiento a sus estudiantes. En contraposición encuentra que lo más complicado es obtener los recursos para poder llevar a cabo la investigación y el ver que un experimento no funcionó.

Finalmente, para la responsable del Laboratorio 16 “Inmunidad Tumoral”, Dra. Sonia León Cabrera, lo difícil es que las jornadas no son de ocho horas, ya que “te vas a la casa pensando en la pregunta de investigación que estás trabajando, te duermes intentando diseñar estrategias para contestarla y te levantas con más preguntas”; sin embargo, el tener la libertad de crear e imaginar preguntas y experimentos nuevos cada día es lo mejor, “ningún día es igual al otro, no hay días aburridos”.

Dra. Sonia León

DIyP