Las Meninas de Diego Velázquez. Una lectura desde el Psicoanálisis

Mariela Flores Acosta[1]

Obra: Las Meninas. Autor: Diego Velázquez 

El que mira todas las cosas también se puede mirar y reconocer en lo que ve, el otro lado de su potencia vidente, afirma Maurice Merleau-Ponty en su ensayo “El ojo y el espíritu” (1986; p. 16).  Para agregar: ese extraño sistema de intercambios, entre vidente y visible, entre quien toca y lo tocado, en la medida en que el cuerpo está hecho de la misma tela que las cosas, es un desafío para la pintura que debe lograr que la visión se haga en ellos, que su visibilidad manifiesta se duplique con una visibilidad secreta. La cualidad, la luz, el color, la profundidad que está ante nosotros, están ahí porque despiertan un eco en el cuerpo que los recibe. La pintura da existencia visible a lo que la visión profana cree invisible (Merleau-Ponty, 1986; citado en Depino, 2009). 

Tal es la razón por la cual Didi-Huberman en su texto Lo que vemos lo que nos mira plantea la idea de que lo que vemos no vale, no vive-a nuestros ojos, más que por lo que nos mira (2017, p. 13). Lo que da lugar a pensar que la mirada trasciende el campo de la percepción produciéndose a partir de la nada, es decir, de lo que está, pero que no se ve más que cuando atraviesa el vacío. 

La obra de Las Meninas de Diego Velázquez, nos sitúa en este punto, ya que se trata de una pintura donde la mirada nos introduce en una escena y a la vez, nos coloca fuera de la escena. Somos invitados al cuadro, el ojo actúa como espejo y en él somos capturados a través de la mirada, porque miramos el espejo y a la vez, somos parte de los personajes de la pintura que miran la obra. 

 En la pintura podemos apreciar al fondo, un espejo plano donde se reflejan los reyes a quiénes Velázquez pintó. Sin embargo, el espejo no refleja nada de lo demás que también se encuentra en la pintura: ni a Diego Velázquez como pintor, ni a quienes se encuentran en la habitación. 

Lacan menciona que en la medida en que la mirada se trata de un objeto a, puede llegar a simbolizar la carencia central expresada en el fenómeno de la castración, y es un objeto reducido, por su naturaleza, -a una función puntiforme, evanescente, que deja al sujeto en la ignorancia de lo que hay más allá de la apariencia (Lacan, 2013 [1964]; p. 84)

En el caso de la hija de los reyes, esa pequeña niña que aparece iluminada, completa, y como objeto de admiración principal de la obra, viene a enunciar algo del orden del objeto a, ya que esta figura, toma el punto de angustia enteramente a su cargo y suspende, anula en apariencia, el misterio de la castración (Lacan, 2013 [1963]; p. 261). Porque contrario al reflejo de los reyes, la niña es representada de manera completa y real, suscitando a través de su brillo, la fascinación total de la mirada, es decir, negando la falta. 

Por lo tanto, la relación del sujeto y lo real, se presenta como un acto brechtiano, donde la pintura rompe la barrera entre el otro y el yo; es decir, podemos estar situados en el lugar de aquel que está posando para Velázquez, pero a su vez, ser un intruso dentro de la escena del cuadro (como el hombre que parece que está saliendo de la sala). 

De esta manera, la obra de Velázquez produce un efecto mise en abyme, es decir, una imagen que da como resultado imágenes que hablan de imágenes (Club de lectura SGA, publicado el 12 de abril de 2012). Lo que cuenta de su trascendencia en el arte, no solo por ser una obra extraordinaria, sino porque en la frase “imágenes que hablan de imágenes” parece encontrarse todo el meollo del asunto de lo que aquí tratamos.

Referencias 

S/a, (12 de abril de 2012),  André Gide y su “mise en abyme”, Blog: Club de lectura SGAhttp://sgaclublectura.blogspot.com/2012/04/andre-gide-y-su-mise-en-abyme-las.html

Depino, H.A., “La mirada. Acto perverso-acto creador”, Revista de psicoanálisis Desde el Jardín de Freud, N°9, 2009.

Didi-Huberman, G., Lo que vemos, lo que nos mira, Manantial, Buenos Aires, 2017, p.13. 

Lacan, J., (1963), El Seminario, libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2013, p.261.

Lacan, J., (1964), El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 84.

Merleau-Ponty, M., El ojo y el espíritu, Paidós, Buenos Aires, 1986, p. 16. 


[1] Profesora de Asignatura en la Carrera de Psicología, adscrita al Ámbito Clínico- Tradición Psicoanálisis y Teoría Social.