Chinches de cama: hábitos, necesidades fisiológicas y probabilidad de establecimiento en la FES Iztacala

Dr. Hibraim A. Pérez Mendoza
Doctor en Ciencias Biológicas, FESI – UNAM

Descripción de las chinches de cama (Cimex hemipterus y C. lectularius)

Son insectos hemípteros de la familia Cimicidae y el género Cimex, se caracterizan por ser insectos hematófagos que requieren alimentarse de organismos homeotermos (normalmente personas). Son organismos aplanados dorso-ventralmente, con forma ovoide y miden entre 4 y 5 mm de longitud y 2.5 mm de ancho en su etapa adulta, las hembras son más grandes que los machos. Tienen antenas largas con 4 segmentos, tres pares de apéndices locomotores como todos los insectos que se insertan en el tórax. Los ojos tienen posición lateral sobre los lados de la cabeza y son claramente distinguibles. Su color es café claro a rojizo dependiendo de su condición alimentaria. El aparato bucal es perforador-succionador con tres segmentos. El torax está segmentado también en tres partes y C. lectularius puede ser diferenciada de C. hemipterus, ya que el protórax en la primera especie es más ancho. El abdomen está segmentado en 11 y cuenta con 7 pares de espiráculos o poros respiratorios en los segmentos del 2 al 8.  El ciclo de vida se compone de huevos, ninfas y adultos. La eclosión de las ninfas ocurre tras 4 a 12 días después de la puesta (el tiempo depende en gran medida de las condiciones ambientales, principalmente temperatura y humedad; Usinger, 1966).

Hábitos y necesidades fisiológicas

Estas especies se alimentan durante la noche y su máximo pico de actividad ocurre antes del amanecer (Miller & Polanco, 2019). Para realizar una picadura exitosa requieren de 5 a 10 minutos para obtener la cantidad de sangre necesaria para un adulto, aunque para llenar completamente la cavidad abdominal pueden tardar hasta 20 minutos (Reinhardt & Siva-Jothy, 2007; Miller & Polanco, 2019). En condiciones de saciedad, las chinches de cama se alimentan una vez por semana (Reinhardt & Siva-Jothy, 2007).  Presentan aversión a la luz (fototropismo negativo; Usinger, 1966). Pueden sobrevivir por algunas horas desde -15 hasta 50 grados Celsius. Las ninfas requieren alimentarse de sangre para poder transitar entre los diferentes estadios y en el caso de los adultos alimentarse de sangre es indispensable para la reproducción ya que se ha inferido que para la producción de huevos se requiere de proteínas esenciales que brinda la sangre (Reinhardt & Siva-Jothy, 2007). La disminución en el potencial reproductivo (senescencia reproductiva) ocurre entre los 30 y los 200 días de edad, dependiendo en mayor medida de la temperatura (Janisch, 1935). Los adultos pueden sobrevivir entre 6 meses y un año sin alimento en condiciones de temperatura baja, sin embargo, las ninfas mueren a los pocos días si no se alimentan (Usinger, 1966). Se muestran atraídos por el dióxido de carbono que expiramos las personas y su movimiento depende en gran medida de la presencia constante del mismo (Suchy & Lewis, 2011), por lo que es poco probable que ocurra en espacios abiertos y con buena ventilación (Romero et al., 2010). En ambientes que favorecen la permanencia del dióxido de carbono, se sabe que las chinches pueden desplazarse hasta 6 m para alcanzar a su hospedero, aunque la detección más eficiente se da cuando la distancia entre el parásito y el hospedero es menor de 1.5 m (Usinger, 1966). Suelen agruparse en sus refugios, ya que presentan tigmotropismo (afinidad al contacto físico entre congéneres) y quimiotropismo (afinidad a las sustancias químicas que producen congéneres) asociado a la producción de feromonas, lo que favorece que permanezcan resguardados en refugios comunales (Suchy & Lewis, 2011). La dispersión ocurre debido a perturbación por pesticidas, conflicto intersexual, estímulos del hospedero (Potter et al., 2008; Romero et al., 2009; How & Lee, 2010), aunque también puede haber transporte incidental por hospederos (foresis; Romero et al., 2010). La reproducción ocurre lejos del hospedero mediante un proceso llamado inseminación traumática, en la que los machos penetran la cavidad abdominal de las hembras con sus genitales e inseminan en la cavidad corporal (Reinhardt & Siva-Jothy, 2007). Durante el día las chinches de cama se ocultan en grietas o pliegues preferentemente de materiales textiles como costuras (Usinger, 1966).

Efectos sobre la salud humana

La picadura se caracteriza por formar pápulas eritrematosas, aunque también pueden generar ámpulas (Fletcher et al., 2002; Liebold et al., 2003). Las picaduras son más comunes en áreas expuestas como cara, cuello, brazos o manos (Paller & Mancini, 2011). Las reacciones sistémicas atribuidas a las picaduras de chinches de cama incluyen urticaria, angioedema, asma y anafilaxis (Reinhardt et al., 2009; Paller & Mancini, 2011; Dogget et al. 2012). En casos de infestaciones severas pueden causar anemia (Pritchard & Hwang, 2009).   A pesar de que se había sospechado de que podrían transmitir más de 40 patógenos (Burton, 1963), no se ha probado que transmitan ninguno de ellos (Jupp et al., 1980; Goddard & De Shazo, 2009). En términos de salud mental, se reporta que pueden generar pesadillas, insomnio, ansiedad, depresión, aislamiento social e incluso ideación suicida (Vaidyanathan & Feldlaufer, 2013). La fumigación mal llevada a cabo puede también tener efectos sobre la salud (CDC, 2011), por lo que no se recomienda llevar a cabo sin asesoría de personal calificado y únicamente en el caso de confirmarse la existencia de una infestación (Vaidyanathan & Feldlaufer, 2013).

Se ha reportado que ha habido un incremento en las infestaciones por estas especies desde 1980 a partir de la prohibición de algunos insecticidas como el DDT y recientemente se ha reportado que el número de casos ha aumentado en el Reino Unido, Australia, entre otros (Burges, 2003; Doggett et al., 2003; Wang & Wen, 2011).

Medidas de prevención para evitar su propagación

Lo primero es la detección, es muy relevante que se hagan búsquedas visuales, por ser una de las formas más eficientes y económicas de determinar la presencia de infestaciones por estas especies (Pinto et al., 2007), dichas infestaciones se hacen evidentes por la presencia de heces que se observan como pequeños puntos marrones. Adicionalmente, la higiene correcta en todas las áreas del hogar, particularmente en las habitaciones, en caso de observar estos organismos, se sugiere utilizar agua caliente o vapor para eliminarlas, ya que existe resistencia a algunos insecticidas, sin embargo, no resisten las condiciones que impone el vapor de agua (Davies et al., 2012). Se sugiere también cambiar frecuentemente la ropa de cama, como mínimo en intervalos de 2 semanas, aunque cambios semanales son deseables.  Finalmente, la mayoría de los autores coinciden en que una de las formas de dispersión más frecuentes es por la compra de muebles, colchones o ropa con dueños previos, por lo que, en caso de hacer una compra de cualquiera de este tipo de productos, deberá asegurarse de que no estén infestados y hacer un tratamiento preventivo con agua caliente o vapor de agua. En el caso de la ropa es recomendable ponerla en agua hirviente.

Literatura Citada

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