Miembros de Iztacala contribuyen con tres patentes a la UNAM

En lo que va del año, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) otorgó a la UNAM tres patentes derivadas de la labor de tres académicos investigadores de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI), interesados en transferir la tecnología generada en esta dependencia universitaria.

Sobre el tema, la Lic. Arlette López López, jefa del Departamento de Proyectos Especiales de la FESI, informó que en el marco de las actividades que se realizan en la Unidad de Patentamiento, Emprendimiento y Vinculación Iztacala (UNIPEV-Iztacala), en trabajo conjunto con la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica (CVTT) de la UNAM, se llevó a cabo este proceso que concluyó con el otorgamiento de las patentes: Uso del Antagonista a1D-Adrenérgico, el BMY-7378, para el Tratamiento de la Prevención y Reversión de la Hipertrofia Vascular en la Hipertensión Arterial (MX/a/2014/015781); Pirroloisoindolonas Nuevos Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina (IECAs) para el Tratamiento de la Hipertensión Arterial (MX/a/2018/ 005359), y Un Sistema para Medir el Desplazamiento Vertical de los Espermatozoides (MX/a/2018/014652); las cuales tienen una vigencia de veinte años de patentamiento nacional.

Las dos primeras fueron resultado del quehacer de la Dra. Itzell Alejandrina Gallardo Ortiz y el Dr. Rafael Villalobos Molina, y, además en la segunda, del Dr. Adelfo Natalio Reyes Ramírez, de la FES Zaragoza. La tercera corresponde al Dr. Andrés Aragón Martínez. Los tres profesores iztacaltecas son integrantes de la Unidad de Investigación en Biomedicina (UBIMED) de este campus multidisciplinario.

De estas patentes, las dos primeras fueron regularizadas, ya que se ingresó la solicitud de patente, respectivamente, en el año 2014 y 2018, de manera externa; pero se concluyó a través de dicha unidad de nuestra facultad; en tanto que la tercera se presentó la solicitud, también en el 2018, desde el inicio por la UNIPEV-Iztacala.

Debido a que estas son resultado de la labor realizada dentro de las instalaciones y con recursos universitarios, los derechos patrimoniales corresponden a la UNAM y los derechos morales a los profesores investigadores, quienes aparecen en la patente como inventores según corresponda. En este sentido, la licenciada López especificó que la propiedad intelectual se divide en dos categorías: propiedad industrial y derechos de autor; en estos tres casos, se llevó a cabo un patentamiento de propiedad industrial.

Una vez obtenida la patente, el área correspondiente dentro de la Universidad hace la difusión necesaria para que se pueda licenciar o transferir la tecnología a una empresa interesada en alguna de estas invenciones. Si esto sucede, se pueden establecer convenios o contratos de licenciamiento o inclusive transferir la tecnología; es decir, la venta de la patente. “Cuando se logra licenciar o transferir esta tecnología, logramos cerrar el círculo virtuoso de la patente, porque alguien más decide seguir invirtiendo en esa línea de investigación de la que obtendrá un producto o un servicio que va a tener una aplicación comercial y/o social”, expresó Arlette López.

Explicó que, de acuerdo al reglamento de ingresos extraordinarios de la UNAM, en esta institución se entrega hasta el 50% de los ingresos que reciba la Universidad por licenciamiento y explotación de títulos de propiedad intelectual, así como transferencia tecnológica, a los autores o inventores; mientras que la administración central se queda con el 20% y el restante 30% corresponde a la dependencia o entidad en donde se generó la invención.

Por otro lado, mencionó que cualquier persona puede patentar, siempre y cuando se cumpla con los requisitos para ingresar la solicitud ante el IMPI como son: novedad, actividad inventiva –que no sea obvio– y con aplicación industrial. Cuando se cumplen estos puntos, que inicialmente son determinados en el departamento a su cargo, se canaliza al área de propiedad intelectual de la CVTT en donde se profundiza más sobre la invención y de ser viable se ingresa la solicitud a dicho instituto.

Aclaró que todo este proceso es gratuito para el inventor si el comité de la CVTT lo encuentra viable de patentar ya que la UNAM cuenta con un fondo que cubre todos los gastos inherentes a la solicitud. Una vez ingresada, señaló, pueden pasar de tres a cinco años porque en el IMPI se hace un examen de forma, de fondo, se turna a varios comités, además de revisar a nivel internacional que no exista otro igual, “por eso se lleva tanto tiempo, es un camino largo”.

Al finalizar destacó la importancia de considerar la posibilidad de patentar –que puede ser desde dispositivos, procesos, productos o materiales hasta dibujos, grabados o modelos, entre otros–; por lo que invitó a los miembros de la comunidad iztacalteca, de la UNAM e inclusive exalumnos, a acercarse a su departamento para poder ayudarlos y orientarlos al respecto, aun cuando se comparta la invención con miembros de otras dependencias e instituciones nacionales o de otros países.

En plática con los profesores investigadores que promovieron dichas patentes, los doctores Itzell A. Gallardo y Rafael Villalobos, responsables de las dos patentes regularizadas e integrantes del Laboratorio 7 de la UBIMED, comentaron que en el caso de ‘Pirroloisoindolona Nuevos Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina (IECAs) para el Tratamiento de la Hipertensión Arterial’, se patentó la estructura de la molécula química sobre la que se describió la actividad que tiene; lo cual puede contribuir a la generación de nuevos fármacos en el tratamiento de la hipertensión arterial como inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina, ya que demostró tener un mayor efecto inhibidor y de duración que el medicamento actualmente en el mercado.

Agregaron que además de la hipertensión arterial también puede utilizarse en enfermedades cardiovasculares; es útil para pacientes diabéticos y quienes tienen algún problema o padecimiento psicológico, porque la inhibición de dicha enzima favorece una vía alterna generando efectos benéficos; es decir, puede tener diferentes usos.

Esto, indicaron, es la sumatoria del trabajo de varias personas que en diferentes etapas y áreas contribuyeron a concretar esta investigación, en una interacción que en esta ocasión resultó fructífera, pero a veces, indicaron, no resulta tan sencillo. Con ello, mencionaron, se contribuye a la industria farmacéutica que puede comprar esta patente y explotarla como mejor lo considere.

En el caso de la patente ‘Uso del Antagonista α1D-Adrenérgico, el BMY-7378, para el Tratamiento de la Prevención y Reversión de la Hipertrofia Vascular en la Hipertensión Arterial’, mencionaron que esta fue la primera solicitud que ingresaron al IMPI y por tanto hubo desconocimiento y confusión en diversos aspectos que hicieron que el proceso fuera mucho más largo y fue hasta que se acercaron a la UNIPEV-Iztacala cuando se pudo canalizar adecuadamente y obtener la patente.

El trabajo alrededor de esta fue de ambos doctores y la estudiante de posgrado Sandra N. Rodríguez Hernández, quienes patentaron un compuesto (BMY-7378), el cual si se administra previo al desarrollo de la hipertensión se puede prevenir el desarrollo de la hipertrofia vascular; es decir, puede estar presente la hipertensión pero los vasos sanguíneos no se engrosan. Dado que es poca la práctica de prevención, dijeron, también pudieron demostrar que la hipertrofia vascular se revierte.

La inquietud por patentar surgió de un comentario hecho a la Dra. Itzell respecto a que mucho del trabajo realizado en la Universidad puede patentarse y obtener una retribución para la institución y su comunidad, ya que la industria está al tanto de lo que se publica y toma ideas para generar productos que comercializa. El lograr patentar, dijo la doctora, es saber que algo de lo que se hace puede tener más posibilidades de aplicabilidad para finalmente beneficiar a la sociedad.

Los investigadores destacaron que cuando se está trabajando en algo y muestra viabilidad, y es novedoso, ese es el momento de acercarse al departamento de patentamiento para realizar la solicitud correspondiente, y mientras se lleva a cabo el proceso del IMPI se puede continuar investigando y publicar un artículo.

Por su parte el Dr. Andrés Aragón, inventor de la patente ‘Un Sistema para Medir el Desplazamiento Vertical de los Espermatozoides’ y responsable del Laboratorio 4 de la UBIMED; señaló que este es resultado de la labor realizada junto con estudiantes de licenciatura y doctorado que ocuparon un periodo importante para el proceso de prototipado, en el que se conceptualizó un modelaje de un conjunto de herramientas de software y hardware.

La patente, dijo, está relacionada con la fertilidad humana y con producción animal. Este aparato, señaló, indica la cantidad de espermatozoides que pueden subir o nadar en el plano vertical y por tanto son los que tienen una alta capacidad y posibilidad para fertilizar. Agregó que en el mundo no existe un instrumento que haga la medición de la velocidad a la que se desplazan dichas células.

Indicó que se trabaja en colaboración con integrantes de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia en torno a la evaluación de este equipo en diferentes condiciones. Además de que se ha promovido su venta a empresas y hospitales.

El Dr. Aragón expresó que ante el hecho de ser el primer aparato en su tipo se decidió patentarlo porque era algo original. Recordó que esto se dio antes de la pandemia y tenía la idea de que los alumnos más avanzados formaran una empresa de innovación tecnológica y empezaran utilizando este equipo, lo cual estuvo en proceso incubación, pero no se pudo concretar debido a la pandemia por Covid 19.

Coincidió con sus colegas en que el patentamiento es un trámite largo que al final da mucha satisfacción, pero también es un proceso desgastante por lo cual necesitan de apoyo para seguir patentando y en el que participen todas las áreas involucradas y se facilite este proceso, además de la importante participación de las personas expertas en ello.

Por otro lado, el Dr. Aragón mencionó que las patentes sí sirven, porque además de dar puntos en las evaluaciones, se puede transferir la tecnología o venderla, y para ello se cuenta con el trabajo de una oficina de CVTT que se encarga de la promoción de las patentes.

Los investigadores iztacaltecas también coincidieron en señalar que debe haber mayor difusión respecto al patentamiento y contar con el acompañamiento del personal especializado que pueda apoyar a los inventores a fin de facilitar todo este proceso que puede resultar desgastante porque los distrae de su actividad.

Reporte y fotografía: Esther López González