El arte de la no existencia 

Es la víspera de las vacaciones de semana santa y el ánimo festivo se siente en el ambiente. Un rumor llega a oídos de la comunidad estudiantil; algo está ocurriendo en el centro cultural. Música que evoca recuerdos y una propuesta fresca y diferente atrae la atención de propios y extraños. En la tarima, una banda conformada por tres hombres y una mujer con edades que rondan la veintena ejecutan una pieza de su autoría, dejando entrever un estilo característico y un sello pocas veces escuchado en la escena musical emergente. Luego de escuchar “Fall Festival”, canción de la que se enorgullecía Dulce, vocalista, tecladista y guitarrista de la banda, el público cantó “Luna”, de la banda Zoé, que contenía el agregado de una hermosa melodía de violín, de la que era responsable Carlos, nuevo integrante de “The Non-Existence”. 

Sorprende la gran cantidad de canciones que “THNNXSTNC” tiene en un haber a tan poco tiempo de que el proyecto viera la luz, más aún tomando en cuenta que su creación ocurrió unos meses antes de la pandemia, por lo que había pocas posibilidades de ensayar, crear y tocar. No obstante, la banda demostró tener lo necesario para resolver los problemas y sortear los obstáculos que se les presentaron, a tal grado que hoy los podemos ver haciéndose de un nombre y una reputación que es precedida por su talento, dedicación y carisma, con los que cautivan a cada persona que los escucha. 

Una de las cosas que más llama la atención de “The Non-Existence” es la propuesta atrevida de las letras de Dulce, quien advirtió a los presentes sobre el contenido subido de tono de la canción “Líbido”, de la que solo con conocer el título podemos anticipar lo que nos vamos a encontrar. Al mismo tiempo, la intérprete sorprende de continuo a los oyentes al incluir arreglos vocales que surgen como un rugido o un estallido súbito que rompe con la aparente paz y armonía de la melodía, recordando a una fiera que ataca de improviso a una presa que se encuentra desprevenida. 

“The Non-Existence” es una banda tan impredecible, como sorpresiva, cuya apariencia joven e inocente se aleja mucho de lo que nos ofrecen. Imposible adivinar lo que vamos a escuchar con solo verlos, por lo que recomiendo dejar de lado los prejuicios y darles una oportunidad, la cual se verá recompensada con creces. 

Reporte y fotografía: Tedd Iván García Ramírez