La compañía artística “Amor, Paz y Puente” presentó en el centro cultural de la FES Iztacala su propia adaptación de la aclamada obra del uruguayo Mario Benedetti “La tregua”, escrita en 1960, obteniendo la ovación del público presente, quienes rieron y se conmovieron a partes iguales durante las dos horas que duró la puesta en escena. 

La obra fue dirigida por le biólogo Antonio Paz y Puente, el psicólogo Javier Gutiérrez Calleja y el comunicólogo Jair Sánchez Lizjuán y musicalizada por el M.C. Eduardo Salif Luna Ávila. 

La obra tiene como protagonista a Martín Santomé, interpretado por Luis Ángel González Pérez, viudo de 49 años a punto de jubilarse y padre de tres hijos:  Blanca (Jimena Esdrey Garrido Rosas), Jaime (Jair Armando Sánchez Lizjuan) y Esteban (Isaac Sanchez Verdiguel), con quienes tiene una relación ya de por si tensa que se agudiza luego de conocer a Laura Avellaneda (Andrea Martínez Becerril), joven de 24 años a quien contrata para trabajar bajo su mando y de quien se enamora. Martín se debate entre el temor y la duda mientras decide si declararle su amor a Laura o enterrar sus sentimientos sabiendo que se embarca en una causa peligrosa y prohibida. 

Luego de que la valentía pudo más y nuestro protagonista se viera correspondido, ambos enamorados comenzaron a verse a escondidas y a experimentar un amor cada vez más intenso. Con el tiempo las cosas se pusieron más serias y llegaron a vivir juntos en un departamento comprado en secreto por Martín. Jaime, quien se entera de la relación entre su padre y Laura de una forma no deseada, abandona furioso su hogar, dejando tras de si una nota en la que confiesa que es homosexual. Triste y desconcertado, Martín decide hacer las cosas bien y pone al corriente a Esteban y Blanca, quienes se muestran comprensivos y felices de que su padre sea feliz después de haberla pasado muy mal luego de haber enviudado. Todo parece ir de maravilla, e incluso Blanca comienza una linda amistad con Avellaneda, sin embargo, la tragedia tocaría a la puerta de Santomé una vez más con la repentina muerte de quien había llegado a su vida para brindarle una tregua momentánea de todo aquel dolor en el que estaba sumido y que en ese momento volvía a aparecer. 

Reporte y fotografía: Tedd Iván García Ramírez