Gloria Angela González Navor – Carrera de Psicología

Ganadora del TERCER LUGAR del concurso

Así se vive en la FESI

Cuando entras a la universidad, la gente nunca te dice que ese va a ser el lugar donde vas a vivir las 24 horas del día, donde seguramente te vas a ilusionar y te vas a desilusionar, donde quizá te enamores de la carrera que escogiste o descubras otras áreas en las que también puedes comenzar una nueva etapa. Yo creo que nunca es tarde para iniciar o terminar ciclos, nunca es tarde para dedicarte a lo que quieres. Mi vida en la FESI ha trascurrido mientras me veo a mí y a mis compañeros de clase. Algunos de ellos sabían a qué se iban a dedicar, otros tantos, en disgusto con la elección de la carrera en que se quedaron y comenzaron a coincidir dentro de un mismo tiempo y espacio. 

Con el paso de los semestres, pude percatarme que aquellas personas que no estaban de acuerdo con su carrera, terminaron enamorándose de la misma, y aquellos que sabían lo que sí querían, confirmaban día tras día su elección de vida. Coincidir con una persona no es una casualidad, coincidir en un mismo lugar tampoco, forma parte de un misterio del universo. Ser partícipe del área donde estudiamos es un gran regalo del mismo destino. Quizá se lea como una situación mágica, pero lo que sí sé, definitivamente, es que gracias a ese tiempo y espacio, conocemos a quienes serán nuestros mejores amigos, a los colegas que nos acompañaran en la vida laboral, a profesores que nos motivarán a ser mejores profesionales de la salud y algunos otros que te causarán tanto desequilibrio, que te cuestionarán todos los conocimientos que has adquirido, hasta el momento en que te encuentres de tu vida profesional. Encontrarás también el amor o desamor, y no me refiero sólo a una pareja sentimental, puede ser desde un amigo hasta la emocionalidad ambivalente de estar en la FESI.

Sin duda alguna, mi Facultad me ha regalado los mejores momentos ante el inicio de mi vida profesional, no desconozco a ningún profesor que no haya marcado mi paso por las clases, todos en algún momento, han sembrado el pretexto de seguir creciendo personal y profesionalmente. 

Vivir en la facultad es un matiz de colores: desde un día soleado y con mucha algarabía o un día gris, lluvioso y melancólico por no haberme desempeñado como hubiera querido. Caminar por los pasillos se ha vuelto una de mis actividades favoritas, de algún modo, es el lugar donde futuros profesionales se forman día con día para generar mejores condiciones de vida. La FESI sin duda alguna, se ha convertido en un lugar de experiencias, de relatos, de miedos, de crisis existenciales, de lucha y descanso donde te vas a tirar al pasto y ves tu vida pasar mientras te preguntas ¿qué tan lejos quiero llegar? 

Cuatro años después, cada que entro por la puerta principal, me doy cuenta de lo mucho que amo a mi Universidad, de lo mucho que amo a mi Facultad, que con sus diversas formas de pensamiento y diversidad, es el sustento de muchas vidas, es el lugar de nuevos encuentros y reencuentros, donde al final del día, cada personaje que vive en la FESI, es y será por siempre parte de ella. 

Viví, lloré, me enojé, sonreí, corrí para alcanzar a una profesora y entregarle mi trabajo, me ilusioné y luego caí tan profundo que lo único que tuve que hacer fue permitirme salir a flote. El tiempo que estuve en mi carrera, terminé relaciones, pasé más tiempo dedicándome al estudio, porque éste es el paso donde le dices adiós a tu vida escolar y empiezas a entrar en conflicto por tu vida laboral y personal. 

Nada de lo que he vivido en mi FES me es desagradable, me llevo cada uno de los recuerdos, cada experiencia compartida y tantas caras conocidas, en algún punto cada que regreso, imagino a mis compañeros, imagino a mis maestros y siento la melancolía inmensa de seguir y estar ahí, porque de alguna manera, recordar es volver a pasar por el corazón, es volver a estar en mi FESI.