¿Cómo afecta el distanciamiento social a mi cerebro?

Dra. Xamanek Cortijo Palacios / Investigadora en el Instituto Interdisciplinario de Investigaciones de la Universidad de Xalapa

Las sociedades primitivas surgieron de manera inicial como contratos para resolver problemas de supervivencia y reproducción. Por lo que se ha teorizado acerca de que la evolución del cerebro de los mamíferos entre ellos nosotros los humanos, se debió por un lado a estas adaptaciones1 que tuvieron que realizarse para poder enfrentar todos los retos que se les presentaron hasta lo que somos ahora.

Con lo anterior surgió el concepto de cerebro social, el cual hace referencia a las raíces neurobiológicas de la socialización. Donde, se han identificado las áreas anatómicas y funcionales en el cerebro que nos convierten en seres sociales. Un ejemplo de esto es la empatía emocional, la cual nos permite conocer las emociones de los otros. A nivel cerebral se sabe que está involucrada el área 44 de Brodmann, y se activa de modo intenso ante el reconocimiento emocional1. Por otro lado, también se ha descrito la importancia del sistema de neuronas espejo, las cuales están relacionadas con los comportamientos empáticos, sociales e imitativos y presentan actividad durante el reconocimiento emocional, ya que tienen la capacidad de reflejar la actividad que estamos observando2, 3. Así que, de manera natural los humanos somos seres sociales y buscamos entablar esas relaciones con otros para solventar diferentes necesidades.

En situaciones de aislamiento como lo que se está viviendo actualmente por el COVID-19, se ha generado el equivalente al ayuno social; el cual hace alusión a la privación de alimentos, pero llevada hacia las relaciones humanas. Este concepto ha sido probado mediante el uso de resonancia magnética y la evaluación de imágenes.

En un estudio realizado por Tomova en marzo de este año, evaluaron en dos grupos; uno de personas aisladas socialmente y otro de participantes que habían guardado ayuno alimenticio durante todo el día, la actividad de su cerebro mientras observaban imágenes de gente socializando, hablando y pasando el rato con otros y de comida respectivamente3.

El hallazgo más sorprendente del estudio fue que en las personas confinadas, la visión de los grupos sociales producía exactamente la misma activación cerebral que en las que habían guardado ayuno y observado imágenes de comida: una intensa actividad del área tegmental ventral y de la sustancia negra (las cuales alojan neuronas que segregan el neurotransmisor dopamina)3. Ello apunta a que la motivación para estar en contacto con un grupo de personas es idéntica a la motivación para comer.

Por lo que podríamos decir que el contacto resulta una necesidad para el ser humano, ya que esas regiones cerebrales en las cuales hay segregación de dopamina son esenciales para la motivación. Esta motivación nos impulsa a obtener satisfacción a través de comportamientos relacionados con nuestra supervivencia. En el estudio de Tomova, la motivación proviene de comer para los que están en ayuno y socializar para los que se encuentran aislados.

Durante el aislamiento social se ha observado en diferentes estudios que existe activación de un circuito que se llama eje hipotálamo-pituitaria-adrenal (HPA). Estas regiones se sabe que ante situaciones de alto estrés se comunican de forma extensiva con otros circuitos cerebrales involucrados en la excitación y atención dando paso al incremento del cortisol, la cual es una hormona producida por la glándula suprarrenal que ​se libera como respuesta al estrés. Esto sugiere que durante el aislamiento social se genera una respuesta a nivel cerebral similar a la relacionada ante situaciones de estrés.

Por lo que, debemos encontrar maneras positivas de enfrentar esta situación entre las cuales podemos:

  • Buscar actividades placenteras (ejercicio, manualidades, etc).
  • Cuidar los hábitos de alimentación y sueño.
  • Practicar ejercicio: cardiovascular, de relajación, meditación, yoga.
  • Evitar la sobreinformación y acceder a la información de fuentes oficiales.
  • Evitar la hipervigilancia del estado de salud, ya que esta puede llevar a interpretar de forma catastrófica todo tipo de signos que aparecen en el cuerpo.

Si bien, nadie está preparado para afrontar una situación como la que estamos viviendo y cada quien está experimentándola de manera diferente. Debemos ser empáticos con los demás, hay personas que por necesidad han tenido que seguir trabajando y otros que por sus actividades han podido quedarse en casa, por lo que los invito a ser respetuosos, y hacer lo que les toca según sus posibilidades.

Por último, como parte del trabajo que se realiza en la Investigación Impacto psicosocial y socioemocional en comunidades estudiantiles universitarias por aislamiento sanitario por COVID 19, se han desarrollado infografías con recomendaciones sobre como sobrellevar esta situación, los cuales pueden ser consultados en las redes sociales de la FES Iztacala y la página del Proyecto de Investigación Interdisciplinaria Cuerpo, Emociones y Género (PIICEG)4.

1. Álvaro-González LC. El cerebro social: bases neurobiológicas de interés clínico. Rev Neurol 2015;61 (10):458-470

2. Rizzolatti G. The mirror neuron system and its function in humans. Anat Embryol 2005; 210: 419-21.

3. Tomova, L.;  Wang,  K.;  Thompson,  T.;  Matthews,  G.; Takahashi, A.;  Tye, K. ;  Saxe, R. BioRxiv 2020. doi: https://doi.org/10.1101/2020.03.25.006643

4. Proyecto de Investigación Interdisciplinaria Cuerpo, Emociones y Género (PIICEG). http://piiceg.wordpress.com/