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Durante tres días, la Galería del Centro Cultural Iztacala se transformó en un gran espacio de experimentación y juego con la ciencia gracias a la primera edición de Izta Kids, actividad organizada por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM. Más de 100 niñas y niños de entre ocho y quince años participaron en dinámicas diseñadas para despertar su curiosidad científica y acercarlos al quehacer universitario de manera lúdica y segura.

La iniciativa fue encabezada por las biólogas Adriana Araceli Trujano Rodríguez, responsable del Programa Jóvenes hacia la Investigación, y Marisol Ibet González González, técnica académica en el Laboratorio de Inflamación hepato-intestinal de la UBIMED. Ambas explicaron que la idea surgió tras una experiencia realizada en 2023, cuando un grupo de seis niños participó en visitas guiadas a distintos laboratorios de la Facultad. El entusiasmo mostrado en aquella ocasión motivó la creación de un evento más amplio que integrara las ocho carreras que se imparten en la FES Iztacala.

Con el objetivo de difundir la ciencia entre los más pequeños, la Facultad invitó a todas las áreas académicas a instalar un stand interactivo. Cada grupo desarrolló sus propias propuestas, materiales y dinámicas, adaptándolas al lenguaje y nivel de comprensión infantil. En total se montaron 20 stands diarios durante tres jornadas, con temáticas que iban desde Biología, Ecología, Medicina y Odontología hasta Psicología y optometría, entre otros. La creatividad de los participantes se reflejó en juegos, experimentos sencillos y explicaciones claras que despertaron el interés de los asistentes. De esta manera, cada área participante logró adaptar explicaciones técnicas a un lenguaje accesible tanto para los pequeños como para los padres, lo que favoreció una comprensión más amplia.

Para fomentar la participación activa, los organizadores crearon un “pasaporte” que se entregó a los niños junto con una cantidad de “iztapesos” para darlos luego de realizar las actividades en cada stand visitado, por lo que recibían un sello y, al completarlo, podían canjearlo en la “Tiendita” por diversos premios. Además, cada módulo entregó pequeños obsequios y materiales didácticos, lo que convirtió la experiencia en un recorrido dinámico y motivador.

La convocatoria se difundió principalmente a través de la página oficial de Facebook de la FES Iztacala. La respuesta superó todas las expectativas ya que la publicación alcanzó cerca de mil likes y más de 500 interesados registraron a sus hijos para participar. Incluso acudieron personas provenientes de localidades lejanas, lo que mostró el impacto social del evento. “Esperábamos un alcance más local, pero nos sorprendió la gran cantidad de familias interesadas en trasladarse hasta Iztacala para que sus hijos vivieran esta experiencia”, comentaron las organizadoras.

La seguridad de los participantes fue un aspecto central en la planeación. Por ello, el aforo se reguló en coordinación con Protección Civil y se eligió la Galería como sede, por ser un espacio cerrado y controlado. Cada niño portó un gafete con su nombre y el de su tutor responsable; a la salida, los padres debían identificarse para recogerlos. De esta forma se garantizó que la actividad, además de divertida y formativa, se desarrollara en un entorno seguro.

Los comentarios de los padres de familia fueron en su mayoría positivos. Muchos expresaron su satisfacción por la existencia de una actividad distinta, donde sus hijos podían interactuar, aprender y convivir sin depender de dispositivos electrónicos. Varios de ellos preguntaron con entusiasmo cuándo se organizará nuevamente el evento, lo que confirma la buena aceptación de la propuesta.

En la organización participaron también estudiantes universitarios de diversas carreras, principalmente biología, optometría y odontología, algunos en servicio social. Ellos fungieron como monitores encargados de guiar a los grupos, apoyar en la Tiendita y explicar actividades. El trabajo coordinado con la División de Extensión Universitaria y con la Secretaría de Desarrollo y Relaciones Institucionales fue fundamental para el éxito de la actividad.

Para las organizadoras, Izta Kids representó un reto mayor a experiencias previas de divulgación. Coordinar a decenas de stands, asegurar la logística de acceso y salida, y atender a las familias implicó un esfuerzo adicional. Sin embargo, aseguraron que el balance final es positivo, pues la respuesta de la comunidad universitaria y de los visitantes fue ampliamente favorable. “Nos deja un buen sabor de boca porque demuestra la aceptación tanto de profesores e investigadores como de los padres de familia. Ver a los niños emocionados y participativos nos confirma que vale la pena seguir trabajando en este tipo de actividades”, expresaron. Además, agregaron, de que permitió mostrar el importante trabajo en equipo que se puede lograr en esta dependencia multidisciplinaria.

El objetivo principal de Izta Kids fue despertar el espíritu científico en edades tempranas, fomentar el pensamiento crítico y mostrar que la ciencia no es aburrida, sino cercana, accesible y divertida. De acuerdo con las organizadoras, esta primera edición marca solo el inicio de un proyecto con potencial de crecimiento y continuidad. “Estamos convencidas de que la divulgación científica no debe limitarse a estudiantes de bachillerato o licenciatura. Debe estar abierta a todas las edades, porque sembrar la curiosidad desde la niñez garantiza generaciones más críticas”, concluyeron.

Con esta primera edición, Izta Kids mostró ser un encuentro exitoso donde niños y niñas, padres y madres, profesores y estudiantes compartieron el entusiasmo por aprender, creando una experiencia que se espera repetir en el futuro.

Reporte y fotografía: Esther López González