La lucha libre estuvo presente en Iztacala

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Del 8 al 12 de septiembre se llevó a cabo la Semana de Lucha Libre, impulsada por Ángel Celestial Jr., estudiante de tercer semestre de la carrera de Médico Cirujano de nuestra Facultad y luchador profesional con categoría de técnico.

La actividad inició con el monólogo rudo Entre las cuerdas y el espectro, en el que Sebas, mejor conocido como Rudo, carga con un secreto que va más allá del cuadrilátero. Tras la separación de sus padres, su vida cambia por completo y la lucha libre se convierte en su refugio… y en su mayor prueba. Rechazo, violencia y adicciones se cruzan en su camino, pero la batalla más dura no es la que imagina, sino su condición de vivir con el trastorno del espectro autista.

La Unidad de Seminarios fue el espacio que acogió a Rodrigo Román, actor, dramaturgo y docente de este proyecto teatral, quien presentó algunas escenas del monólogo —que tendrá su estreno el próximo 28 de septiembre en el Faro Cosmos— y compartió su experiencia y pasión por el teatro en la conferencia Lucha, teatro y salud mental.

El especialista señaló que la lucha libre en México tiene raíces que se remontan a hace más de 2,500 años, con expresiones en culturas mesoamericanas, particularmente en la olmeca, donde destaca la escultura conocida como El Luchador, hallada en Veracruz en 1933. Explicó que este deporte constituye un punto de convergencia entre la actividad física y las artes escénicas.

Agregó que en la sociedad occidental la lucha libre apareció en el año 708 a.C. como disciplina olímpica exclusiva para hombres, en encuentros entre polis griegas. Posteriormente fue incorporada en los Juegos Olímpicos modernos. En México, su práctica formal inició también en 1933, con figuras pioneras como El Murciélago Velázquez, El Santo, Blue Demon y Huracán Martínez, quienes marcaron la historia en la Arena México.

Años después, la lucha libre se consolidó como un espectáculo que cautivó a públicos de todas las edades. El uso de las máscaras se expandió y diversificó, al igual que la participación de las mujeres, la inclusión de la comunidad LGBTQ+ y de personas de baja estatura.

Román subrayó que el teatro, entendido como el arte del conflicto y la presencia, tiene su origen en el siglo VI a.C. en la Antigua Grecia, impulsado por el culto a Dionisio, y desde entonces ha sido un medio para representar historias que reflejan la vida humana. En ese marco, destacó que la historia de Rudo muestra la lucha por hacerse visible en el ámbito deportivo y en su entorno familiar, marcado por el alcoholismo y la separación, lo que evidencia la importancia de atender la salud mental y las adicciones para alcanzar una vida en equilibrio.

El turno correspondió después al organizador de la semana, Ángel Celestial Jr., quien impartió la charla Sueños con bata y máscara. Con la frase “de día la bata blanca, de noche el ring”, explicó cómo dos mundos aparentemente opuestos se complementan. Compartió su experiencia como estudiante de medicina y luchador, mostrando que la ciencia y la pasión pueden unirse para formar profesionales resilientes y humanos. Subrayó también que “invertir en tu cuerpo es potenciar tu mente, y que tus pasiones y desafíos pueden convertirse en tu mayor ventaja”.

Dentro de la programación se incluyó la conferencia Psicología-Cultura: Lucha Libre Mexicana, Identidad y Símbolo, que ofreció un recorrido histórico y psicológico sobre los significados ocultos detrás de las máscaras y su impacto en quienes las portan, realizada en el Aula Magna.

El séptimo arte también formó parte de esta semana con la proyección de las películas La garra de hierro y El Santo contra las momias de Guanajuato, exhibidas en el Auditorio del Centro Cultural.

La Semana de Lucha Libre culminó el 12 de septiembre con una función estelar presentada en la Explanada del Centro Cultural, que cerró con broche de oro esta fiesta universitaria.

Reporte: Ana Teresa Flores
Fotografía: Ana Teresa Flores y Enrique Martínez