La nueva normalidad y la educación: ¿tragedia o evolución?

Omar M. Almazán

Por vez primera en la historia actual, iniciamos clases en una nueva normalidad como resultado de la pandemia por COVID-19 y lo hacemos bajo circunstancias que no son del todo favorables. Según datos de la UNICEF, en nuestro país, el 78.6% de los hogares con niños en edad escolar expresaron que tuvieron dificultad para continuar con educación de sus hijas e hijos, debido a la falta de computadora o internet, de apoyo docente, de conocimientos o de libros y material didáctico; lo cual se suma a las estadísticas, de por sí constantes, de los problemas de salud mental en la población infantil y juvenil, donde existen notables incrementos en los índices de niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), depresión infantil y adolescente, e incluso ideación suicida.

Para el caso de los docentes, el panorama tampoco es del todo alentador, pues diversos estudios como el de Sánchez et. al., (2020) revelan que, a partir del confinamiento, presentan dificultades que se relacionan con problemas relativos a la logística, es decir, a circunstancias relacionadas con el manejo del tiempo, los horarios de clase, los espacios físicos para trabajar a distancia, la comunicación institucional, entre otras; dificultades tecnológicas relacionadas con el acceso a internet, exposición de equipos de cómputo, conocimientos en plataformas educativas y manejo de grupos de comunicación; dificultades educativas relacionadas con el conocimiento de herramientas de educación a distancia, la participación a distancia, envío de actividades y tareas; y dificultades socio afectivas, donde se vinculan aspectos relativos a situaciones emocionales, afectivas y de salud, donde se viven sentimientos de tristeza, frustración, ansiedad, cansancio, falta de motivación, aburrimiento, entre otras.

Y en el caso de los padres de familia, estas circunstancias impactan en principio sobre las condiciones económicas, donde se observó que, para el mes de mayo de 2020, el 73.5% de los hogares con integrantes de 0 a 17 años reportaron que su ingreso se redujo respecto a febrero de este mismo año, y el 32.3% mencionó que uno o más integrantes del hogar perdió su fuente de ingresos durante el confinamiento; esto se traduce en una afectación entre las familias con niñas, niños y adolescentes, puesto que en hogares donde no existe esta población, el impacto fue menor ya que la reducción de ingreso fue de 57.9% y la pérdida de fuente de ingresos se sintió entre el 21.9%; estas cifras se suman a las circunstancias observadas la actuación de los padres de familia, quienes se vuelven partícipes directos en la educación de sus hijos ante la nueva normalidad, generando en ellos alteraciones en el manejo de sus tiempos, confusiones respecto a los procesos administrativos y académicos de sus hijos, dificultades en el uso de los recursos tecnológicos como conexiones a videollamadas, grupos de WhatsApp y manejo de plataformas como Classroom, problemas para el manejo del tiempo y de la atención a los programas de televisión, y afectaciones directas en la relación con sus hijos por causa de tales condiciones.

¿Qué podemos hacer?

En realidad, no existe un mecanismo efectivo que sea capaz de brindar solución a todo este conjunto de problemas señalados, y no es posible esperar que la réplica de programas realizados en otros países, sea una solución que se adecúe a la realidad de nuestro país; sin embargo, algunas de las acciones que podrían proporcionar alternativas para disminuir en cierta medida estas condiciones, podrían ser las siguientes:

Para el caso de los padres de familia
  • Infórmate: utiliza grupos de comunicación como WhatsApp o redes sociales, para informar respecto a los procesos administrativos y académicos; no satures a los profesores o directivos con preguntas constantes y repetitivas y evita el envío de información irrelevante, no confirmada, muy extensa o que se preste a la queja, la confusión o la agresión.
  • Actualízate: Destina un poco de tiempo para aprender por tu cuenta los mecanismos que se utilicen en la escuela, como el uso de la plataforma o los programas de radio y televisión. Actualmente existen diversos materiales en internet que nos enseñan prácticamente todo y de forma rápida y, si lo haces, podrás confirmar que puede ser más sencillo, que si pretendemos aprenderlo en el momento y bajo presión del tiempo.
  • Motiva: La motivación surge de la necesidad, y una de las primeras necesidades en los hijos es la atención de sus padres; es sugerible tener un horario con los hijos, para la atención de sus procesos educativos, con un horario establecido y que no se extienda mucho. Considera que no podemos tener a los niños y adolescentes todo el tiempo ante un monitor; de este modo, la interacción con ellos resulta importante para disciplinarlos, orientarlos, afianzar lazos afectivos y conocerlos.
  • No todo es exigencia: Tus hijos y tu experimentarán presiones, estrés y otros sentimientos; siendo así, en ese momento has pausas, realicen actividades para divertirse o distraerse, acepta tus sentimientos y el de tus hijos, así como la idea de que ellos no aprenderán igual que si estuvieran en la escuela. Destina tiempo para ti, siempre.
  • Exploren: Si hay temas, tareas o actividades que no se entiendan, siempre podrás hallar más opciones en páginas, videos, tutoriales y con el apoyo de otros padres de familia o incluso nuestra propia familia. No cierres tus posibilidades.
Para el caso de los profesores
  • Comunica: Si puedes, crea una página (blog, es muy fácil) o usa la sección de avisos para dejar mensajes claros, concretos y con instrucciones paso a paso de cada proceso, abriendo un espacio para comentarios y dudas, mismas que podrías atender en una sola respuesta solo al final del día. No es recomendable atender a cada demanda de los padres todo el tiempo, en su caso, establece un horario fijo para atender dudas directas usando medios como llamada de voz grupal o videoconferencia, al menos una vez al día.
  • Innova: Ante temas difíciles, utiliza las herramientas de la web como crear videos, presentaciones digitales o actividades interactivas (como los recursos H5P, Kahoot o de Genially). Al principio será muy complicado, pero gradualmente te será más sencillo y estos materiales podrás reusarlos, aligerando tu trabajo. Recuerda que cualquier recurso digital debe tener instrucciones precisas y concretas, considerando la facilidad del acceso a estos recursos por parte de tus estudiantes.
  • Reestructura: No centres atención solo en hacer videoconferencias o tareas de tipo repetitivo (mandar a links, responder preguntas, copiar en el cuaderno, etc.); podrías trabajar “evaluación mediante proyectos”, donde integres en una sola actividad que se pueda realizar en casa, los conocimientos de algunas materias. Con ello, haces que tus alumnos salgan del monitor, realicen actividades que impliquen manipulación y movimiento, y aprendan a reportar y exponer lo que hacen. Recuerda que el tiempo en el monitor, no es directamente proporcional al nivel del aprendizaje en los alumnos, y que nunca debemos confiar en la tecnología.
  • Regúlate: Destina tiempos para clase, para crear y diseñar actividades, y para tus propias actividades personales; si no logras un equilibrio en ello, caerás en estrés, ansiedad o problemas relacionados y perderás tu propia disciplina y motivación.
  • Colabora: Entre profesores pueden aprender mucho y apoyarse; si hallas recursos, materiales o actividades que puedan apoyar a los demás compañeros, comparte; incluso se pueden utilizar las sesiones de consejo técnico y los grupos de profesores para ello y, al hacerlo, no solo refuerza el vínculo con los compañeros, sino que pueden hallarse más soluciones en conjunto. También pueden programar sesiones magistrales online, donde se atiendan a varios grupos de manera programada.

En condiciones dentro de nuestra nueva normalidad, es posible realizar estas acciones, aunque habrá situaciones particulares donde sea más complicado. Recuerda que, toda vez que sintamos que no podamos o creamos que será imposible, es solo signo de que requerimos apoyo, mismo que puedes encontrar en los servicios de atención psicológica y pedagógica de la UNAM y de otras instituciones y centros; pero más allá de eso, toma en cuenta que este virus nos afectó a todos, sin excepción, en nuestra rutina, nuestras relaciones, nuestros horarios, nuestros ingresos, en nuestras formas de aprender y desaprender; pero algo que la psicología nos has enseñado y comprobado, es que no hay problema humano que no pueda solucionarse y del cual no podamos adaptarnos, pues ahora toca hacerlo a nuestra propia nueva normalidad.

Dr. Omar Moreno Almazán

Licenciado en psicología por la ENEP Iztacala y doctor en Psicología Educativa y del Desarrollo por la UNAM. Es psicoterapeuta de adolescentes, así como profesor fundador del SUAyED Psicología en la UNAM. Ha realizado Investigación en temas de Psicología de la Educación a Distancia y fungido como responsable de diplomados en formación educativa, cursos y capacitación para instituciones del sector privado y público, así como responsable de capacitación en docentes de educación básica, media y media superior. Es ponente nivel nacional e internacional y ha dirigido más de 100 tesis de licenciatura de la carrera de Psicología en sistemas presenciales y a distancia, tanto en una UNAM, como en otras universidades.