La FESI ofrece apoyo psicológico para cuidadores de personas discapacitadas
El servicio fue presentado en el programa “80 millones” de Canal Once, ofreciendo atención tanto presencial como a distancia para abordar las necesidades emocionales de este importante grupo de cuidadores.
Cuidar a las cuidadoras y cuidadores familiares de personas en condiciones de discapacidad (PcD) es el objetivo del Servicio de Apoyo Psicológico que la Dra. Alba Luz Robles Mendoza y su equipo de estudiantes de la Residencia de Educación Especial del Programa de Maestría y Doctorado en Psicología de nuestra máxima casa de estudios puso en marcha desde el inicio del semestre y presentó en el programa 80 millones de Canal Once el pasado 18 de febrero.
En entrevista con la responsable académica de la Residencia, la Dra. Robles, explicó que esta iniciativa es resultado del trabajo que se desarrolla en la Residencia, aprobada en el 2018, en las horas de servicio contempladas tanto con instituciones como asociaciones que prestan atención a las personas con discapacidad. Tal es el caso de los servicios que se llevan a cabo actualmente en el Centro de Atención Múltiple (CAM) Número 16, así como los Centros CAM y Unidades USAER integradas a la Zona escolar No. 2 de Coacalco de Berriozábal, Estado de México, de la Asociación “Mano con Mano Amiga” y la I.A.P. “UNIDOS SOMOS IGUALES” en la Ciudad de México.
Tras señalar los resultados presentados por la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados del INEGI de 2022, que refiere en un 75.1% a las mujeres asumir este rol; indicó, además, la promoción de la propuesta para la Ley General del Sistema Nacional de Cuidados en el 2021 la cual se espera su aprobación.
También de acuerdo con el Censo de población del INEGI del 2020, en México existe 5.7% (7 millones 168 mil 178) personas que viven con alguna discapacidad o limitación, sin embargo “hablamos de aquéllas dificultades visibles que afectan la vida cotidiana de las personas: discapacidades sensoriales, motrices, de aprendizaje y atención, discapacidades genéticas (síndromes) o enfermedades raras o pocos frecuentes, olvidando todas aquellas que son difíciles de evaluar o diagnosticar y no son reportadas en estos censos por vergüenza, miedo a la crítica social o conocimiento de la misma condición limitada”.
En ese sentido, enfatizó que este servicio favorece y responde a las necesidades de las y los cuidadores que por sobrecarga de trabajo, estrés, cansancio o ansiedad requieren un espacio para hablar de sus experiencias, emociones y cambios en su vida por esta función poco reconocida. Con ello, se trata de cumplir con los lineamientos de atención a los cuidados que la Ley General de las Personas con Discapacidad del 2005 establece, así como de la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad promulgada en 2011, para asegurar el acceso de las personas con discapacidad a la igualdad de condiciones, a través del bienestar de las personas que cuidan de ellas(os).
Al referirse al servicio otorgado, mencionó que inició en modalidad presencial con dos grupos, pero la demanda lo rebasó y el pasado 14 de febrero se abrió el servicio a distancia, coordinados por las cinco residentes que integran esta segunda generación. Se pretende, añadió, que este servicio sea permanente como parte de los apoyos psicológicos que la Facultad ofrece a esta comunidad en particular.
Manifestó que la atención está sustentada con la metodología de Grupos Balint (1969), la cual consiste en reflexionar sobre las experiencias del cuidado en las tareas cotidianas, a través de la identificación de las emociones y sentimientos.
Señaló que los grupos se conforman de cinco o seis personas en sesiones de duración de una hora y media, quienes, además de sentirse escuchadas(os), se desea generar un sentido de pertenencia e identidad frente a las funciones que como cuidadora o cuidador realizan, reflexionar sobre sus emociones, vida personal y de pareja, y la importancia de la corresponsabilidad de otros miembros de la familia en el cuidado de estas personas. Agregó, que en caso de requerir atención individual son canalizados a servicios de ayuda psicológica e intervención psicoterapéutica o a cualquier otra instancia de salud mental. Además, son monitoreados cada tres, seis meses y un año, de acuerdo con su participación en las sesiones.
Finalmente, acentuó en la creación de un espacio de escucha y crecimiento que favorezca a todas las personas del grupo para liberar emociones, sentirse mejor todos los días y ser promotor(a) del autocuidado de la propia persona cuidadora o cuidador como parte de la salud integral en la familia.
Reporte: Ana Teresa Flores Andrade
Fotografía: Cortesía Alba Luz Robles Mendoza