La Universidad Semillero para la Paz: Cultivando una Cultura de Diálogo y Transformación Social

FESI_POR_LA_PAZ_GACETA_portada

Dra. Oliva López Sánchez

En un mundo que enfrenta múltiples formas de violencia, polarización y conflictos, la neutralidad ya no es una opción para las instituciones de educación superior. Las universidades, como pilares fundamentales de la sociedad, tienen la misión ineludible de alimentar el pensamiento crítico, generar alternativas y sembrar la esperanza, haciendo que la paz florezca tanto en las aulas como en los núcleos familiares y comunitarios. La situación global es crítica, con cerca de 120 conflictos armados que afectan a más de 300 millones de personas, una realidad que se agudiza con el resurgimiento de visiones autoritarias, extremismos religiosos, nacionalismos y xenofobia, factores que erosionan el diálogo respetuoso y debilitan los cimientos de la vida democrática.

Frente a este panorama, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha dado un paso trascendental al presentar la estrategia «Cultura de Paz: un Semillero Universitario», un programa que articula ejes estratégicos como la docencia, la formación y la investigación, buscando modificar de raíz los marcos de interacción y los procesos de toma de decisiones. Esta iniciativa subraya la convicción de que la paz no es la mera ausencia de conflicto, sino un comportamiento que se elige y se practica con conciencia y compromiso, exigiendo cambios culturales profundos y la participación de todas las instituciones y la sociedad civil. La educación se erige como la única alternativa para construir y garantizar una cultura de paz duradera.

¿Qué es la Cultura de Paz y por qué es fundamental?

La Cultura de Paz se define como un conjunto de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos, abordando sus causas desde el origen para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre individuos, grupos y naciones. No es una utopía pasiva, sino un proceso dinámico y activo que busca transformar la realidad, logrando un equilibrio interior y fomentando relaciones basadas en la cooperación, la igualdad, la justicia y el desarrollo de las potencialidades individuales y colectivas.

Los valores esenciales que cimientan una cultura de paz incluyen la verdad, la justicia, la honestidad, el trabajo en equipo, la responsabilidad social, la disciplina, la equidad, la inclusión, la democracia y la búsqueda de la paz. Además, se destacan la tolerancia, la solidaridad, el respeto mutuo y el diálogo como pilares indispensables. Desde la Constitución de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1945, se sentaron las bases para el discurso político de la paz. Posteriormente, la UNESCO, desde 1946, ha impulsado diversas iniciativas y declaraciones para el fomento de una cultura de paz, reconociendo la importancia de los valores culturales para la convivencia.

En este contexto, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dos de los cuales son cruciales para la construcción de la paz: el ODS 4, que busca «Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos», y el ODS 16, que se enfoca en «Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas». Estos objetivos plantean un marco de acción claro para las instituciones educativas, enfatizando la necesidad de una formación integral que trascienda lo meramente profesional para construir ciudadanos globales y éticos.

Fuente: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/#

La Educación para la Paz como Imperativo Universitario

La educación superior desempeña una función social inigualable en el fomento de la democracia, el diálogo, la participación ciudadana y la búsqueda de soluciones a problemas sociales. El Modelo Educativo de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), por ejemplo, refuerza la importancia de una formación integral que promueve el pensamiento crítico y analítico, el aprendizaje a lo largo de toda la vida, y el desarrollo de valores y principios tradicionales como la verdad, la justicia, la responsabilidad social y la búsqueda de la paz. Su enfoque holístico busca que los estudiantes se conviertan en agentes de cambio, capaces de tomar decisiones pertinentes en su entorno laboral y familiar con un profundo sentido de responsabilidad social.

Educar para la paz no es solo transmitir información sobre la paz (educar sobre la paz), sino mejorar la convivencia, respetar diferentes puntos de vista, y mantener una relación armónica con la naturaleza (educar para la paz). Esto implica desarrollar valores, actitudes, hábitos y conductas que permitan afrontar los conflictos sin recurrir a la violencia. La transversalidad es clave en este proceso, lo que significa que la educación para la paz debe impregnar todo el currículo universitario, no limitándose a asignaturas específicas, sino convirtiéndose en un objetivo asumido por toda la comunidad educativa.

Los educadores, tanto en el aula como en su actuar cotidiano, tienen la responsabilidad de ser coherentes y educar con el ejemplo, ya que los estudiantes los ven como un espejo. La formación universitaria, por lo tanto, no solo debe privilegiar el aprendizaje cognitivo y técnico, sino también el desarrollo de capacidades que permitan convivir pacíficamente, dirimiendo el conflicto y privilegiando el diálogo respetuoso.

La Universidad como Semillero de Paz: Estrategias y Acciones Concretas

La implementación de una cultura de paz en el ámbito universitario se traduce en programas y acciones concretas que impactan en la formación de los estudiantes y en la sociedad en general.

El Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias de la UNAM

Este programa, impulsado por el rector Leonardo Lomelí Vanegas, es una «apuesta por modificar de raíz los marcos de interacción y los procesos mediante los cuales tomamos decisiones», promoviendo la justicia, la inclusión, el respeto mutuo, la sostenibilidad y la cooperación. Se articula en cinco ejes estratégicos:

  • Formación y Docencia: Contempla trayectos curriculares, asignaturas y talleres educativos. Incluye cursos para estudiantes de nuevo ingreso, un diagnóstico puntual por plantel y una asignatura transversal sobre Cultura de Paz y Mediación a partir del próximo año.
  • Investigación Aplicada: Generación de conocimiento útil y pertinente.
  • Incidencia Universitaria: Fortalecimiento de protocolos e incentivo de la mediación comunitaria ante situaciones de violencia.
  • Comunicación y Cultura: Promoción de la paz mediante la palabra, el arte y la cooperación.
  • Vinculación Interinstitucional: Creación de redes sólidas con actores nacionales e internacionales en la construcción de una paz duradera.

Entre las acciones específicas, se ofrecerá un diplomado con opción de certificación como mediadores, se conformará una Red Universitaria de Constructoras y Constructores de Paz, se instituirá un concurso de ensayo estudiantil, y se gestionará la Cátedra UNESCO de Cultura de Paz, así como la incorporación a la Red de Escuelas Asociadas de la UNESCO (Red PEA). La UNAM también ha planeado celebrar una Semana Nacional de la Cultura de Paz y firmar una carta de intención con la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Gobierno de Noruega para desarrollar una agenda internacional común.

Personalidades como la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, han elogiado esta iniciativa, destacando que la educación es «la única alternativa para construir y garantizar una cultura de paz». Asimismo, Mario Delgado Carrillo, Secretario de Educación Pública, y Rosa Icela Rodríguez Velázquez, Secretaria de Gobernación, han enfatizado la importancia de este programa para construir la paz desde las aulas y atender las causas profundas de la violencia y desigualdad, en consonancia con la Nueva Escuela Mexicana. El director del Centro Noruego para la Resolución de Conflictos, Dag Nylander, destacó la relevancia de esta iniciativa en un mundo con alta conflictividad.

Modelos Educativos y Enfoques Pedagógicos

La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) ha implementado su Modelo Educativo con un enfoque holístico, promoviendo la adquisición de conocimientos, competencias, valores y actitudes que el mundo actual exige, priorizando el desarrollo académico y la generación de conocimiento para ser agentes de cambio en sus comunidades. Su Área Curricular de Formación General Universitaria aborda aspectos como los derechos humanos, el desarrollo sustentable, el entendimiento internacional e intercultural, la cultura de la legalidad y la educación para la paz.

En el caso de la Universidad Mexiquense del Bicentenario (UMB), se han diseñado estrategias pacíficas para dar cumplimiento a la Ley General de Educación Superior en materia de igualdad sustantiva, no discriminación y acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, buscando prevenir las violencias estructurales que se manifiestan en el ambiente laboral. Las acciones incluyen la capacitación continua de toda la comunidad educativa en derechos humanos, igualdad de género e inclusión, así como la generación de espacios académicos que favorezcan la participación plena de las mujeres universitarias. La UMB incluso ofrece una Maestría en Ciencias para la Paz.

Herramientas para la Paz: Métodos Alternos de Solución de Conflictos (MASC)

Los Métodos Alternos de Solución de Conflictos (MASC), como la negociación, la mediación, la conciliación y el arbitraje, son activos de la paz. Estos métodos ayudan a la transformación pacífica de los conflictos, promoviendo el diálogo, la tolerancia, el respeto y la solidaridad. La mediación, en particular, es considerada un método idóneo para el establecimiento de una cultura de paz, ya que fomenta valores y el empoderamiento social de los participantes.

El Enfoque de las Capacidades y el Reconocimiento Mutuo

Para favorecer la construcción de una cultura de paz, es crucial desarrollar ciertas capacidades humanas en los estudiantes, como lo propone Martha Nussbaum (2010, 2012). Estas capacidades incluyen:

  • Emociones: La capacidad de afecto por sí mismo y por los otros, y de formar asociaciones humanas.
  • Razón práctica: La habilidad para reflexionar críticamente sobre la propia vida y concebir el bien.
  • Afiliación: La capacidad de reconocer y mostrar interés por otros seres humanos, participar en interacciones sociales e imaginar la situación del otro.

Estas capacidades, junto con la teoría del reconocimiento de Axel Honneth (1997), que enfatiza la importancia del reconocimiento emocional, jurídico y social, son fundamentales para una convivencia pacífica. Cuando estas esferas de reconocimiento fallan, surgen formas de menosprecio, exclusión y discriminación que atentan contra la paz. Por ello, las universidades deben promover el desarrollo de estas capacidades internas para que los estudiantes puedan construir sociedades más justas e inclusivas.

Desafíos y Oportunidades para la Educación Superior

A pesar de los avances, la construcción de una cultura de paz en las universidades enfrenta desafíos significativos. México vive una situación de violencia exacerbada, que representa un costo social y económico equivalente al 21% del Producto Interno Bruto (PIB). La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2023 reveló que, a finales de 2022, el 27.4% de los hogares fue víctima de algún delito, y que el 92.4% de los delitos no se denunció, evidenciando una alta impunidad. Esta violencia se manifiesta también en el ámbito universitario a través de la exclusión, discriminación, ansiedad, estrés, acoso y problemas de adicciones, que a menudo no se comunican por temor a la estigmatización. La falta de diálogo y comunicación, la rigidez en el enfoque disciplinar, la saturación de actividades docentes y la escasez de tiempo para un seguimiento personalizado a los estudiantes también limitan la formación integral y la promoción de la paz.

Sin embargo, estos desafíos también representan oportunidades. La educación superior tiene la capacidad y el deber de convertirse en un semillero de paz dentro y fuera de sus fronteras, promoviendo la justicia, la igualdad, la solidaridad y la pluralidad. Es crucial que las universidades:

  • Integren la educación para la paz como un eje transversal en todos sus modelos educativos y funciones sustantivas.
  • Fomenten el desarrollo de habilidades sociales, educación emocional y pensamiento crítico.
  • Promuevan la capacitación de docentes y estudiantes en derechos humanos, igualdad de género, no discriminación y resolución pacífica de conflictos.
  • Creen espacios de debate, foros, talleres y seminarios sobre temas relacionados con la paz y la convivencia.
  • Refuercen la oferta educativa con posgrados especializados en cultura de paz, como ya lo hacen otras universidades como la UNIVIM, IBERO, UPN, UAIM y UMB. Esto es una necesidad imperiosa para formar especialistas que ayuden a disminuir la violencia en el país.

La prospectiva jurídica juega un papel relevante en la visualización de escenarios posibles y el diseño de políticas públicas adecuadas para atender estas problemáticas. El artículo 3o. de la Constitución Política de México establece que la educación fomentará la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional.

Conclusión

Las universidades, por su vocación inherente, están llamadas a salvaguardar la unidad del espíritu humano y a ser casas de solidaridad social y de paz activa. El compromiso de la educación superior no solo es generar conocimiento, sino también formar ciudadanos éticos, críticos y responsables, capaces de transformar su entorno hacia la justicia y la armonía.

El camino hacia una cultura de paz es un proceso colectivo y continuo, que requiere la voluntad política, el involucramiento activo de las instituciones y, sobre todo, el compromiso de cada individuo. Al fortalecer la formación integral, promover el diálogo, impulsar la investigación aplicada y erradicar las violencias, las universidades pueden convertirse en verdaderos epicentros de la paz, transformando esta anhelada aspiración en una experiencia concreta y cotidiana. Es tarea de toda la comunidad universitaria asegurar que estos esfuerzos rindan frutos en nuestra sociedad actual y en las generaciones futuras.

Referencias

  • Adams, D., Mayor Zaragoza, F., Mercadillo Caballero, R. E., Cabezudo, A., Franqueira Castello, M., & Ávila Zesatti, C. (2023). Declaración para la Transición hacia una Cultura de Paz en el Siglo XXI. Revista CoPaLa. Construyendo Paz Latinoamericana, 8(18), 13-27.
  • Alcañiz Moscardó, M. (2010). La construcción de la Cultura de Paz desde la perspectiva del género. En M. E. Díez Jorge & M. Sánchez Romero (Eds.), Género y paz (pp. 111-128). Icaria.
  • Alzate Sáenz de Heredia, R. (2010). Importancia de la educación en resolución de conflictos. Revista de Mediación, 7-9.
  • Arenal, C. (1987). La investigación sobre la paz: pasado, presente y futuro. En Congreso Internacional sobre la Paz, tomo II (pp. 549-586). Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Arellano Torres, W. M., et al. (2022). Prospectiva jurídica. UNAM.
  • Artavia Medrano, A. (2015). Los retos de la educación superior: entre la formación académica y la convivencia solidaria. El derecho a una Cultura de Paz. Reencuentro. Análisis de Problemas Universitarios, (70), 97-112.
  • Cabello Tijerina, P. A. (2014). Aportes a la Escuela de Pensamiento de los MASC. En F. Gorjón, R. Vázquez, & K. Sáenz, Escuela de Pensamiento de los Métodos Alternos de Solución de Conflictos (pp. 134-136). UANL.
  • Cabello, P. & Carmona, S. E. (2016). Cultura de Paz. Universidad Autónoma de Nuevo León.
  • Cámara de Diputados. (2021). Ley General de Educación Superior. Diario Oficial de la Federación.
  • Causa en Común. (2022). Análisis de los registros de incidencia delictiva y posibles manipulaciones 2022.
  • Consejo Nacional para la Coordinación de la Educación Superior (CONACES). (2023). Documento base para el cumplimiento de la Ley General de Educación Superior en materia de igualdad sustantiva, no discriminación y acceso de las mujeres a una vida libre de violencia por parte de las Instituciones de Educación Superior. Dirección General de Educación Superior e Intercultural.
  • Cortés Gonzáles, P., Márquez García, M. J., Leite Méndez, A. E., & Rivas Flores, J. I. (2021). Investigar en Cultura de Paz y resolución de conflictos. Revista de Paz y Conflictos, 14(2), 156-176.
  • Cruz Tejas, N., & Rodney Rodríguez, Y. (2017). La formación de una cultura de paz en el proceso de enseñanza aprendizaje de la Educación Superior. VARONA, (64), 1-10.
  • Decreto por el que se Expide la Ley General de Educación Superior y se Abroga la Ley para la Coordinación de la Educación Superior, Diario Oficial de la Federación, 20 de abril de 2021.
  • Fisas, V. (2011). Educar para una Cultura de Paz. QUADERNS DE CONSTRUCCIÓ DE PAU, (20), 1-10.
  • García Linares, Y. (2025, 10 de julio). La paz debe surgir en las aulas: Rector. Gaceta del Colegio de Ciencias y Humanidades.
  • González Tachiquín, M. (2008). Las políticas públicas: disciplina sustentada en el derecho, la administración pública y la ciencia política. Iuretec, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey-Campus Chihuahua, Centro de Investigación Jurídica Juan José Royo Provencio, 1(1), 18.
  • Gutiérrez Díaz, A., Saenger Pedrero, C. B., & Lugo Villaseñor, E. (2023). Cultura de paz y formación integral en la universidad: la mirada de los docentes bajo el enfoque de las capacidades. EDETANIA, (63), 137-160.
  • Hernández, M. (2025, 12 de junio). Se crea en la UNAM el Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias. Gaceta UNAM.
  • Honneth, A. (1997). La lucha por el reconocimiento: por una gramática moral de los conflictos sociales. Crítica.
  • Maldonado Mera, B. D. R., & Benavides Espinosa, K. V. (2018). Educar para la paz: Una dimensión de la responsabilidad social universitaria. Ciencias Administrativas, 6(12), 14-26.
  • Navarrete-Reyes, E. (2024). Cultura de paz como estrategia para prevenir violencias estructurales en la Universidad Mexiquense del Bicentenario. Revista CoPaLa. Construyendo Paz Latinoamericana, 9(20).
  • Nussbaum, M. C. (2010). Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades. Katz.
  • Nussbaum, M. C. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Paidós.
  • Organización de Naciones Unidas (ONU). (2015, 21 de octubre). Resolución A/RES/70/1 “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
  • Organización de las Naciones Unidas (ONU). (1999, 6 de octubre). Resolución A53/243, Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz. Asamblea General.
  • Pérez Silos, G. (2024). Prospectiva en la educación en valores, cultura de la legalidad y cultura de la paz. Magister Iuris. Revista Digital de la Facultad de Derecho, (22).
  • Secretaría de Educación Pública (SEP). (2019). La Nueva Escuela Mexicana: principios y orientaciones. Subsecretaría de Educación Media Superior.
  • UNESCO. (1998). Conferencia Mundial sobre la Educación Superior. La educación superior en el siglo XXI. Visión y Acción.
  • UNESCO. (2021). Caminos hacia 2050 y más allá: Resultados de una consulta pública sobre los futuros de la educación superior. UNESCO-IESALC.
  • Valencia, P. (2025). Cultura de Paz. En frases y reflexiones.
  • Video Cultura de paz Un semillero universitario. (s.f.).
  • Yoc Pérez, L. R. (2020). Cultura de paz, soporte de formación de estudiantes del profesorado en Pedagogía. Revista Guatemalteca de Educación Superior, 1(1), 66-80.