El costo de la caja de la masculinidad

Dra. María Antonieta Dorantes Gómez
Coordinadora del Programa Institucional de estudios de Género de la FESI

Cuando se menciona el término “perspectiva de género” la mayoría de las personas considera que esto hace referencia tan solo a las cuestiones vinculadas con las mujeres. Esto no es cierto, dado que la perspectiva de género da cuenta de la manera en que los estereotipos de género afectan la calidad de vida de hombres y mujeres. Estudios recientes han puesto de manifiesto la grave situación social y de salud que se desprende de la manera en que el seguimiento acrítico de los estereotipos de género afecta a los varones. Estos estereotipos establecen que un hombre:

• No debe llorar ni expresar sus emociones
• Debe ser agresivo
• No debe demostrar miedo ni debilidad
• Debe ser heterosexual
• Debe tener control, sobre los otros hombres, las mujeres y los niños(as)
• Debe ser valiente, fuerte.
• No debe necesitar ayuda de nadie.
• Debe ser exitoso
• Debe ser buen proveedor
• No debe mostrar rasgos femeninos.

Cuando los varones siguen de manera acrítica estas demandas sociales el efecto es la  prevalencia de violencia intrafamiliar y social, el aumento de síntomas depresivos, el abuso del consumo de alcohol y otras substancias adictivas así como el aumento en la incidencia de accidentes viales. Todas estas situaciones dañan la calidad de vida de hombres y mujeres.

El estudio realizado por Heilman, Guerrero, Ragonese, Kerlberg y Baker (2019) mostró el impacto económico de los estereotipos masculinos  en México. En esta investigación se calculó el impacto a nivel de la Economía mexicana de las prácticas dañinas que se derivan del seguimiento de los estereotipos de género por parte de los varones. Se estimó que estas prácticas cuestan a nuestra sociedad mexicana:

Cómo podemos ver no sólo a nivel de la Economía mexicana se tiene un efecto negativo en el desarrollo de estas prácticas que han marcado la masculinidad hegemónica, sino que también el impacto social y psicológico es muy grande.  En virtud de esto,  es preciso desarrollar dentro de los espacios educativos cuestionamientos a estos estereotipos que tienen efectos nocivos en la salud y el bienestar de la sociedad. Cuando varones y mujeres rechacemos los mandatos impuestos a los varones y propongamos formas de vida en las que imperen valores tales como la honestidad, la empatía y el cuidado de los otros, estaremos en condiciones de generar cambios profundos que repercutirán en una mejor calidad de vida.